Esta es la primera pregunta que un profesional debe hacerse, al atender a un deportista que acude con una lesión sin causa evidente.
En la práctica deportiva las lesiones causadas por accidentes pueden ser agudas, por ejemplo: los esguinces. Aunque en el 60% de las lesiones asociadas a la práctica deportiva son por SOBREUSO,
es decir, cuando llevamos una estructura a un nivel de uso por encima de la capacidad de resistencia natural que tiene el tejido, pues eso es lo que sucede con los tendones y a este proceso se le llama TENDINOPATIA e implica un cambio en la microestructura del colágeno, produciendo una fibrosis y rigidez del tendón, con procesos inflamatorios en los tejidos aledaños tales como bursitis.
Esto sucede en todas las lesiones por sobreuso del deportista como son:
en el hombro: tendinosis de supraespinoso
en el codo del tenista: tendinosis del extensor común de dedos
en el corredor: tendinosis de Aquiles
en el saltador: tendinosis del tendón rotuliano
y evidentemente son las lesiones de más difícil tratamiento.
Porque este cambio implica una alteración de la capacidad elástica del tendón produciendo dolor y la mayoría de las veces el micro desgarro de este.
Hay 3 factores causales: el primero es la sobre solicitación de la estructura para ejecutar un gesto deportivo, la segunda la mala preparación de las condiciones biomecánicas que permitan soportar este uso, y en 3er lugar condiciones intrínsecas del individuo como edad, desviaciones articulares como en rodillas valgas o varas, alteración de la pisada (pie plano pronado) por lo tanto cuando se evalúa una lesión por sobreuso se debe conocer la biomecánica del movimiento que lleva al cambio en el tendón, ya que la corrección de estos factores debe ser el principal objetivo para recuperar la capacidad del mismo y que no se repita el estrés físico que lleva al daño.
No solo es cuestión de prescribir antinflamatorios, hacer fisioterapia (ultrasonido, láser o magneto, entre otros) o usar técnicas invasivas como infiltraciones, inyección de ozono, etc sino que además de todos estos recursos terapéuticos, hay que diseñar programas de rehabilitación y entrenamiento que incluyan técnicas de estiramiento sobre todo con inhibición recíproca, así como programas de fortalecimiento, ejercicio isotónico excéntrico o concéntrico, isométrico o con facilitación neuromuscular propioceptiva llamada simplemente propiocepción.
Uno de los recursos más importantes como prevención es darle al tendón la capacidad de tolerar la carga y la tensión, y esto se consigue mediante la elongación adecuada, ya que permite que la energía producida en el músculo con la contracción se
transmita al tendón para generar movimiento, pase y se difundas en la estructura ósea de tal manera que no se almacene la energía en el tendón ya que esta es la causa del micro daño el cual irá seguido de micro cicatrización dando como efecto final el cambio de la ultraestructura del tendón.
Todos estos conceptos los unificamos en nuestros centros de rehabilitación, en el proceso de recuperación de las lesiones por sobreuso, primero controlando el dolor y luego la recuperación funcional tanto de la capacidad física como biomecánica del tendón.